martes, 4 de noviembre de 2014

La Tarraya vs. Los Arbolitos de Cajeme.

En días pasados fuimos a Ciudad Obregón (me gusta más el nombre de Cajeme) a visitar algunos sitios turísticos de la ciudad, principalmente el parque infantil Ostimuri, la laguna del Nainari y degustar de la cocina de mariscos. En visitas anteriores, había degustado de la excelente comida de Los Arbolitos de Cajeme, especialmente de su chicharrón de pescado, por lo que decidí visitar otro restaurante con fama similar, La Tarraya.

Fuimos el sábado por la tarde, aproximadamente a las 4 p.m. y el lugar se veía un poco más de la mitad de la capacidad. Al entrar, esperamos unos 30 segundos para ver si algún mesero nos indicaba donde había lugar disponible pero nadie se nos acercó ni por error. Solamente veíamos pasar a los meseros de un lugar a otro con bandejas con platos vacíos o tickets de consumo para paga. Decidimos sentarnos en la mesa que vimos desocupada y comenzamos a esperar.

En una de las mesas contigua a la nuestra, estaba un grupo de señoras quejándose porque no les llevaban la cuenta. Por lo que alcance a escuchar, tenían unos 10 minutos que la habían solicitado. Una de ellas bromeo con pararse e irse, para ver si las alcanzaban en la puerta para cobrarles. Otro grupo que estaba en otro salón comenzó a salir, pues aparentemente, tampoco les llevaban la cuenta. Vi como una de las meseras, apresurada, llegaba con el ticket y la máquina para cobrar con tarjetas de crédito.

Estuvimos sentados cinco minutos observando las constantes faltas de atención y concentración de los empleados y me comencé a preguntar cómo es que es tan famoso este lugar. No alcanzamos a probar la comida, pues nadie se acercó ni a ofrecer agua. Nos levantamos de la mesa y nos fuimos como llegamos, con hambre.

Afortunadamente, en la misma cuadra se encuentra el restaurante Los Arbolitos de Cajeme y decidimos ir a comer ahí. El trato fue diametralmente opuesto desde la entrada, el servicio y la amabilidad de los meseros. A pesar de estar casi llenos, un mesero nos recibió amablemente y nos condujo a la primera mesa disponible. De inmediato nos dejó el menú y nos trajo totopos y salsa. Había tres personas que hacían funciones de capitán de meseros y coordinaban que todas las mesas recibieran en mismo trato cortes y rápido que pretenden.

Ordenamos unas tostadas de pulpo, unos camarones en salsa de queso y unas quesadillas. Además, como botana, un delicioso chicharrón de pescado. Todo lo trajeron rápido y delicioso. Es evidente que la combinación de servicio, sabor y calidad de ingredientes hacen de este restaurante una de las franquicias más exitosas en el noroeste de México.

Dos restaurantes en la misma cuadra con servicios con medio mundo de distancia. Uno con modesto éxito local y el otro con crecimiento exponencial.

Saludos.