Son las 4 a.m. y todo sereno. Así comenzaran mis días a
partir de hoy. Levantándome a esta hora para poder escribir de nuevo en este
blog. Han pasado muchas cosas desde que “volví” a escribir de nuevo y muchas
cosas no las he publicado.
Por ejemplo, me case con la mujer que día a día se está
convirtiendo en el amor de mi vida. Nos encontramos sin buscarnos y nos
enamoramos, ahora sí que, casi sin querer. La vi tomando agua, mientras
descansaba en el trabajo y me atrajo su porte y su cara. Después la conocí
mejor al platicar con ella y me enamoro su carácter. Compartimos visiones de la vida y nos atraen cosas y temas
similares. También tenemos nuestras diferencias, las cuales, creo, nos
mantienen interesados uno en el otro.
Nos casamos a los dos años de haber sido novios, cuando
nuestro hijo tenía 9 meses de nacido. ¿No les había dicho que tengo un hijo? Ups.
Se llama Mateo Rafael.
Le decimos Mateo, pero la mayoría del tiempo no entiende
pues todavía está muy pequeño, aunque creo que cuando sea mayor tampoco me hará
mucho caso, pero en fin. Es vivaz, inteligente, a veces huraño y a veces se ríe
por cualquier cosa. Es la razón por la cual estoy levantado a las 4 a.m.
escribiendo esto. Aprovecho su sueño, y que se despierta a las 4:50 por su
comida, para escribir.
Cuando está despierto quiero aprovechar y tener tiempo con
él y no agotarme, por lo que a las 5 a.m. salgo corriendo al gimnasio para
comenzar a ponerme en forma. Iba a escribir ponerme en forma de nuevo, pero la
verdad es que nunca he estado en forma.
En fin, estos serán los escritos de este blog de la categoría
“Las 4 a.m. y todo sereno”, espero escribirlos con coherencia y no divagar
mucho con el sueño que todavía tengo. También espero que el gimnasio no me mate
y seguir con estos escritos.
Saludos
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