lunes, 26 de agosto de 2013

4 a.m. y todo sereno.

Son las 4 a.m. y todo sereno. Así comenzaran mis días a partir de hoy. Levantándome a esta hora para poder escribir de nuevo en este blog. Han pasado muchas cosas desde que “volví” a escribir de nuevo y muchas cosas no las he publicado.

Por ejemplo, me case con la mujer que día a día se está convirtiendo en el amor de mi vida. Nos encontramos sin buscarnos y nos enamoramos, ahora sí que, casi sin querer. La vi tomando agua, mientras descansaba en el trabajo y me atrajo su porte y su cara. Después la conocí mejor al platicar con ella y me enamoro su carácter. Compartimos visiones de la vida y nos atraen cosas y temas similares. También tenemos nuestras diferencias, las cuales, creo, nos mantienen  interesados uno en el otro.

Nos casamos a los dos años de haber sido novios, cuando nuestro hijo tenía 9 meses de nacido. ¿No les había dicho que tengo un hijo? Ups. Se llama Mateo Rafael.

Le decimos Mateo, pero la mayoría del tiempo no entiende pues todavía está muy pequeño, aunque creo que cuando sea mayor tampoco me hará mucho caso, pero en fin. Es vivaz, inteligente, a veces huraño y a veces se ríe por cualquier cosa. Es la razón por la cual estoy levantado a las 4 a.m. escribiendo esto. Aprovecho su sueño, y que se despierta a las 4:50 por su comida, para escribir.

Cuando está despierto quiero aprovechar y tener tiempo con él y no agotarme, por lo que a las 5 a.m. salgo corriendo al gimnasio para comenzar a ponerme en forma. Iba a escribir ponerme en forma de nuevo, pero la verdad es que nunca he estado en forma.

En fin, estos serán los escritos de este blog de la categoría “Las 4 a.m. y todo sereno”, espero escribirlos con coherencia y no divagar mucho con el sueño que todavía tengo. También espero que el gimnasio no me mate y seguir con estos escritos.


Saludos

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